Tratado de Astorga

Tratado de Astorga o «Libro de adereçar y adobar plumas para pescar truchas«

Fuera de los círculos de pescadores recreativos o, mejor dicho, de las cuencas de los ríos trucheros, esta joya histórica ha pasado inadvertida, tan desconocida nos resulta que su recorrido por el siglo XX daría para una película pero simplemente diré que a día de hoy no se sabe en manos de quien se encuentra el original y hay muchísimas teorías.

Suele ser materia de desconocimiento general las artes e ingenios que desde muy antiguo se emplearon para la pesca y captura del más preciado de nuestros peces: la trucha.

Este tratado o libro que no supera las 20 páginas, aparte de ser uno de los documentos más antiguos de España y Europa sobre este arte de pesca, es una recopilación de la forma de elaboración y materiales necesarios para realizar señuelos de mosca para la pesca o del arte de imitar con plumas y sedas multicolores los mosquitos que emergen de nuestros ríos. En total nos enseña a preparar 33 señuelos diferentes, debiendo usar cada uno de ellos en determinados meses para aumentar su efectividad.

Fue escrito en el año 1624 por Juan de Bergara, persona sobre la que algo se ha escrito pero del que muy poco sabemos, algunos dicen que era un fraile, otros que no era ni siquiera pescador y solo un mero escribano (maldita ignorancia), o que simplemente nos legó los conocimientos de Don Lorenzo García, conocedor de los ríos y vecino de Astorga, el cual es nombrado en este tratado.

Moscas de Juan de Bergara y de Luis Peña

Pero aunque en el tratado no aparezca mención alguna, creo que es el momento de explicar que utensilios usaban para pescar, aunque ya sabemos que hasta los egipcios pescaban a caña, como sería la forma de hacerlo aquí, en el Norte de la península  hallá por el siglo XVII.

Un varal de avellano (dos varas empalmadas a la antigua usanza con bramante) sólo llevaba un puntero del que pendía un trenzado realizado con “crines de caballo”, macho, ya que el de hembra es más frágil y quebradizo por culpa de la orina y su anatomía. Y de color blanco que pasa más desapercibido para las truchas. Ese varal no usa carrete solo el pulso y  la delicadeza al lanzar el “sedal” del pescador.

Material para la fabricación de moscas

Aquí debo hacer un alto y recordar como mi abuelo me contaba que así pescó él durante su juventud por los ríos del puerto Somiedo y del concejo de Salas, y como trenzaba el pelo de caballo para conseguir un sedal flexible pero resistente. Que cuentos tan magníficos me parecía que me contaba y ahora resulta que descubro, impresionado y maravillado, que son  gotas de sabiduría, aquella que damos por perdida pero todavía hay gente que la mantiene viva. Y todavía creemos que hemos avanzado mucho y que somos más listos que gente de hace más de 300 años.

Y como sé que este tema puede ser harto complicado para todos aquellos desconocedores de este mundo, os invito a que lo veais en acción, gracias a este cortometraje de ficción histórica de “Bicho Producciones”:

«Escrito con plumas»

 

Fuentes:

  1. García Gonzalez, Jose Luis. Pluma, Seda y Acero. Las moscas del Manuscrito de Astorga. Editorial Everest, 2011.
  2. De Bergara, Juan. Libro de adereçar y adobar plumas para pescar truchas, 1624.
  3. Basurto, Fernando (1539). Dialogo del Cazador y el Pescador (Tratadico de Pesca). Ed. Alberto del Río Nogueras, Huesca, Instituto de Estudios Altoaragoneses, 1990.
  4. Peña, Luis. Manuscrito de Luis Peña, 1825.
  5. Pariente Díez, Jesus. La pesca de la trucha en ríos de León. Editorial Nebrija, 1979.

 

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